
Varias cosas hacen de Drive una
de las películas más estimulantes de los últimos tiempos, y casi todas tiene
que ver con la arriesgada apuesta de Winding Refn de ir a contracorriente del
cine actual e incluso del propio genero: su
homenaje al heroe romántico, su apuesta por los silencios, su puesta en escena
pausada, estilizada e hipnótica, y cierta (sólo cierta) estética ochentera, básicamente en su
banda...