31/5/10

"Casa de Arena y Niebla" o las razones de mi enemigo


Debut en la dirección del cineasta de origen ruso Vadim Perelman, estamos ante un intenso drama en torno a la lucha por una propiedad, la casa de arena y niebla que da título al film. Su premisa y desarrollo recuerdan a la también interesante “Al límite de la verdad” (Changing Lanes, 2002). Como en aquella, aquí no tenemos a un protagonista y un villano, sino a dos personajes buenos en esencia, y sin embargo enfrentados por un conflicto de intereses. Y como en aquella, esos dos personajes, empujados por sus intereses contrapuestos, pero sobre todo por sus emociones y un creciente “encabronamiento”, van chocando durante todo el film para acabar destrozándose mutuamente.


Mas allá de la devastadora lucha por dicha propiedad, el film habla de la mezquindad inherente al ser humano contemporáneo cuando de intereses economicos se trata, sobre todo cuando a quien tenemos enfrente es a un desconocido, especialmente si proviene de otra cultura. También del arraigo perdido, y del intento por recuperarlo, simbolizado en esas cuatro paredes: Kathy Nikolo (Jennifer Conelly) intenta recuperar su casa, que le ha sido embargada debido a un error administrativo, pero también a su desordenada vida:


- Le han enviado varias notificaciones de embargo

- No abría las cartas…


Por su parte el Coronel Massoud Amir Behrani (interpretado por el siempre fiable Ben Kingsley) y su familia intentan recuperar la estabilidad en un hogar, muy lejos de su Iran natal, de donde se encuentran exiliados. Ambas partes se enfrentan cuando el coronel compra la casa que el condado ha embargado a Kathy, en un principio, con la intención de especular y sacar el dinero que necesitan para vivir con el status que creen merecer.


Quiza uno de los puntos mas llamativos del film es el intercambio de papeles entre los dos protagonistas: Behrani, el foraneo, el extraño perteneciente a otra cultura, que en principio parece llamado a ser el antagonista de Kathy, resulta ser finalmente el personaje mas centrado de toda la función, y partiendo de su imagen de patriarca altivo, frío y autoritario, se va humanizando conforme el film se desarrolla, para acabar mostrándose como un hombre de valores férreos pero digno y lleno de nobleza, al igual que su familia.


Enfrente tenemos a Kathy Nikolo, una mujer frágil y perdida (un “pájaro herido”, como la define el mismo coronel) tras ser abandonada por su marido y acabar en las drogas, que intenta desesperadamente recuperar su casa, como símbolo de su propia vida, que parece haber tirado a la basura en los últimos meses. Sin embargo, en una posición mucho más frágil que su adversario, no logra reponerse durante todo el film, y tan solo viene a demostrar algo de dignidad tras el terrible desenlace. Su desesperación será la que mueva el film y sacuda los cimientos de la estable y plácida nueva vida del coronel y su familia, pero también la del agente de policía del condado Lester Burdon, un hombre casado que se enamora de ella y acaba perdiendo el mundo de vista, hasta convertirse, en su intento de ayudarla, en el desencadenante del trágico final.


El guión, basado en la novela de Andre Dubus III, es mas que correcto, al más puro estilo hollywoodiense, en el que no hay una escena que no haga avanzar la trama, y que va sembrando detalles, algunos cargados de simbolismo, que más tarde irá recogiendo (las pastillas, el te, el “balcón de viuda”, etc.), y propiciando momentos de una gran intensidad narrativa, como cuando Kathy se convierte en fortuita invitada de unos desconocidos en la que hasta hace unos dias era su casa. Sin embargo, el libreto peca también a veces de ciertos tics del cine americano, como algunos subrayados innecesarios. Por ejemplo, en su desenlace, demasiado explícito y peripatético, que quizás hubiese requerido mayor sutileza.


Pero por encima de todo, brilla la encomiable apuesta del film de Perelman por explicar un conflicto, con tintes de choque cultural, sin tomar un partido claro, mostrando siempre las razones del otro, simplemente exponiendo los motivos que, como en la vida misma, los llevan irremediablemente a enfrentarse.


En resumen, un muy interesante film, con una buena premisa, un notable guion y un excelente duelo interpretativo (aunque Connelly y Kingsley apenas comparten varios planos), que con una mejor fotografía y una dirección menos académica y más atractiva, podría haber sido mucho mas interesante.

1 comentario:

Unknown dijo...

Que bien hablas brother... que bien escribes brother ... a veces parece que estas leyendo el fotogramas...jaja En serio, deberias dedicarte a esto...
En cuanto a la pelicula creo que ya la vi en Madrid con estos amigos mios, pero... no la recuerdo mucho. Segun comentas parece digna de volver a ver con mas calma.sisi. Un besote... Ah!! Te he dicho que te expresas 'de puta madre'