13/10/11

PREESTRENO 'Contagio': Soderbergh nos brinda un concienzudo análisis de una catástrofe epidémica, pero falta thriller


Resulta evidente el "contagio" del modelo narrativo ‘Traffic’ (2000) sobre el último film de Soderbergh: si en aquella se ocupaba mediante un enfoque poliédrico y una clara voluntad analítica, de la cuestión del tráfico de drogas a escala mundial, en este caso hace lo propio con una epidemia vírica global similar a la reciente gripe A (de la cual se también se habla en el film).

Pero la frialdad narrativa típica de este Soderbergh (dejando de lado su faceta más mainstream tipo ‘Ocean’s Eleven’) tiene su lado bueno y su lado malo. Lo bueno es que se trata de un estudio riguroso y nada sensacionalista de la catástrofe, centrado en los procedimientos científicos (afortunadamente lejos de la pirotecnia visual y rítmica de CSI ) políticos y mediáticos que rodean a un suceso de esta magnitud. Lo malo es que da toda la sensación de que Soderbergh se ha puesto el vestuario anticontaminación para no infectarse del sustrato emocional (sólo baja la guardia un poco al final) y físico de la historia, mediante una fotografía limpia, incluso aséptica, con encuadres fijos y distantes, y una escasa dramatización. Hay momentos, sobre todo durante la primera hora, en los que uno no sabe si está viendo una película o un documental sobre virus del National Geographic. El virus es un ente invisible y sin emociones, sí, pero se transmite entre personas, y se supone que sus efectos provocan reacciones emocionales viscerales, que escasean en el film (y cuando las hay, son algo gélidas), quizá desaprovechando un gran elenco de actores. En este sentido, ‘Contagio’ se sitúa en el extremo opuesto a films como ‘Estallido’ (Breakout, Wolfgang Petersen, 1995). Por otro lado, tanta sobriedad nos escamotea la parte carnal y truculenta del asunto, y aunque no se puede negar el verismo de las escasas escenas en que aparecen los efectos del virus, habrá quien eche en falta más virulencia, al estilo de films como ‘28 dias despues’ (28 days later, Danny Boyle, 2002) y similares.

Por otro lado, el engranaje narrativo margina la reflexión temática. Soderbergh reconoce que una de las cosas que le atrajo del proyecto fue “que no se prestaba a interpretaciones metafóricas”, pero en mi opinión es una lástima que no se exploren más ciertos temas interesantes que surgen de la historia, como el instinto de supervivencia (“el hombre como lobo para el hombre”), la dualidad "infección vs. información" y su propagación viral en un mundo globalizado,  o el papel y responsabilidad de la blogosfera, internet y los medios de comunicación ante este tipo de situaciones (personificado en el interesante y ambiguo personaje de Jude Law). 

La propuesta es original y arriesgada por lo respetuoso y sobrio de su distanciamiento analítico, y Soderbergh es fiel a ella. Pero cabe preguntarse si merecía la pena sacrificar tantas posibilidades estéticas, emotivas, físicas y temáticas para acabar entregando un film que solo está algún punto por encima del simple entretenimiento. 

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