14/11/11

Lo reconozco: me gustan algunas comedias románticas


Imaginad cual es mi sorpresa cuando, mientras disfruto en Telemadrid de "The Holiday" (2006), descubro en Filmaffinity que está considerada un "film para chicas". ¿Debería preocuparme? Y entonces compruebo que está escrita y dirigida por una tal Nancy Meyers, y ojeo su filmografia y encuentro otros dos títulos que recuerdo que me gustaron todo lo que me puede llegar a gustar una comedia romántica: "¿En qué piensan las mujeres?" (2000), y la más reciente “No es tan fácil” (2009). Parece ser que la tal Nancy Meyers es una directora especializada en comedias románticas “para chicas” (lo cual, que me perdonen, me suena a pleonasmo) servidas en deliciosos envoltorios. Confirmado: debería empezar a preocuparme. Pero que queréis que os diga. Resulta que yo, siempre preocupado e interesado por el cine que disecciona el alma humana, de repente me veo no sólo enganchado (que eso no es tan difícil, sobre todo teniendo en cuenta que uno viene de trabajar todo el finde, y sólo tiene ganas de despanzurrarse en el sofá delante de cualquier película mínimamente aceptable) sino conmovido hasta cierto punto por este film escrito y dirigido con mucho estilo y corazón, y sólo lastrado por el casi inamovible esquema de la comedia romántica "old-school".

 Es cierto que esta historia de dos (bellísimas) mujeres que deciden intercambiar sus casas en Londres y Los Ángeles para pasar unos días de vacaciones y olvidarse de sus desengaños amorosos, y acaban justamente encontrado (¡oh, qué casualidad!) el amor, no aporta nada nuevo al género. Y no es menos cierto que falta en sus dos historias algo más de tensión, de conflicto, de enredo. Cierto que es previsible y que le faltan giros que lo eviten. Y vale, todos los personajes son abrumadora, ingenua y planamente encantadores. Entonces, ¿por qué demonios me ha gustado? Pues quizá por eso mismo, porque desprende un buenismo muy reconfortante, y porque no es menos cierto que sus historias, sobre todo la de Cameron Diaz y Jude Law, respiran verdad y captan realmente bien el pulso de las relaciones sentimentales; porque los actores están magníficos (gran química entre Díaz y Law, algo más extraña la pareja Kate Winslet / Jack Black); porque los diálogos son creíbles, interesantes y profundos; porque pasando de la mojigatería y el puritanismo tan típico en estas pelis, Amanda y Graham lo primero que hacen es echar un polvo, dinamitando así el principio de la TSNR (Tensión Sexual No-Resuelta, ese viejo truco infalible) para centrarse de forma realmente humana y real (todo lo real que permiten los esquemas) en el idilio de los dos tortolitos. Y sin esa tensión, la historia se sostiene. Y te la crees, y te emocionas con momentos realmente bellos, como la visita de Amanda a casa de Graham y sus hijas. Y por que, demonios, tal y como está el patio de la comedia romántica, se agradece un buen filete de pollo a la Villeroy entre tanto perrito caliente de 50 céntimos. Además, está sembrada de referencias al cine (curioso cameo de Dustin Hoffman, uno de los personajes es…¡guionista!), y la música es variada y exquisita: suenan The Killers, Jet, algo de bossanova, jazz, soul, y la partitura original es de Hans Zimmer (que para mí siempre será el compositor de la increíble BSO de la increíble “La Roca”).

 En fin, que me habrá pillado blando, o es que realmente soy un sentimental, pero, puestos a pasar un rato entretenido sin ponerse muy sesudo, y a engañarnos un poquito con eso de la magia del amor que llega cuando menos te lo esperas, da gusto tropezarse con este tipo de comedias románticas (aunque esta es más romántica que comedia) al estilo “Love Actually”. Simpáticas, entrañables, elegantes, y tan previsibles como reconfortantes.

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