18/11/11

PREESTRENO 'El gato desaparece': Sorín se pasa al género con una 'historia mínima' de suspense



Si Carlos Sorín acuñó, con su mayor éxito hasta la fecha, un concepto interesante, el de “historia mínima” (que podríamos caracterizar por la austeridad, la atención a personajes sencillos y a situaciones cotidianas), podríamos afirmar que 'El gato desaparece' es una “historia mínima de suspense”: un hombre recién salido del psiquiátrico, su desconfiante esposa y un gato en ausencia son elementos suficientes para construir un austero y tenso relato de suspense clásico con aires polanskianos, más cercano al drama que al thriller, más naturalista que efectista.

El gato siempre ha sido amigo del misterio, y en esta ocasión su desaparición es una acertada metáfora de la pérdida de la confortabilidad hogareña y de la confianza en el otro. Sorín demuestra que se puede hacer thriller psicológico y mostrar la paranoia sin necesidad de tirar de flashbacks ni efectismos baratos, sino mediante un sabio uso de la luz, del encuadre, de los detalles y de la contención. El film presta más atención a la paranoia psicológica de Beatriz, la esposa preocupada por un eventual rebrote psicótico de su marido, que a una trama escuálida. Con esos mimbres, consigue arrancar el suspense de la calma chicha de una cotidianeidad aparentemente inofensiva. En este sentido, es difícil no acordarse de 'La semilla del diablo' o incluso de la menos exitosa 'La cara del terror' (‘The astronaut’s wife’, 1999), por cuanto juega a la confusión haciendo que nos preguntemos constantemente donde acaba el comportamiento extraño de Luis, el marido supuestamente curado de su brote psicótico y empieza la paranoia su mujer y su creciente desconfianza, pese a la aparente falta de motivos. Ese juego, ese progresivo intercambio de papeles, esa escalada paranoica, resulta altamente estimulante, gracias a un clima que se va volviendo cada vez más opresivo, a unos personajes bien trabajados y al magnífico duelo actoral entre Luis Luque y Beatriz Spelzini. El resto de los personajes aparecen bastante planos (los médicos, la hija, el amigo), quizá para potenciar el aislamiento y la opresión de la protagonista.

Sin embargo, todo ello no oculta la escasez de la trama, cierta falta de recorrido argumental y cierta sensación de estiramiento. Quizá por ello Sorín se ve obligado, para jugar al género, a hacer uso (e incluso abuso) del susto barato tipo “mano-en-el-hombro-por-la-espalda” o “escena-de-miedo-que-era-una-pesadilla” para mostrar la progresiva inquietud de Beatriz, aunque el film contiene también momentos muy potentes como el macabro juego del gato y el ratón (la rata, mejor dicho) en los túneles de ventilación, que por momentos recuerda a una de las historias de “Amores Perros”

En suma, nos hallamos ante un interesante cuanto de suspense con cierta etiqueta de autor, pero sin más pretensiones que las de un buen ejercicio de estilo.

'El gato desaparece' se estrenará en España el 25 de noviembre.

No hay comentarios: