Hoy se ha presentado en la cinéfila librería "Ocho y medio" el libro 'Eva: Así se hizo la película'. Se trata de un making of de 207 páginas (y un precio de 25 € aprox.), una memoria que recoge de forma suculenta todo el trabajo que hay detrás del film de Kike Maillo. La presentación ha corrido a cargo del propio
director, que ha ido contestando las preguntas de los compañeros
del programa radiofónico “La Script” de la Ser, y alguna pregunta más de los
medios allí congregados.
El libro (que tengo ahora mismo en mis manos por cortesía de
David Martos), es un regalo para cualquier cinéfilo, sobre todo para los apasionados de la ciencia-ficción, y un documento treméndamente inspirador para aquellos que alguna vez hemos osado soñar con un proyecto tan ambicioso como este.
Tras las palabras del propio director y de Sergi Belbel, a modo de
introducción, el libro nos invita a sumergirnos en los diferentes apartados, como si de los extras de un DVD se tratase: “La historia” “La nieve” (sobre el entorno
nevado, la utópica ciudad de Santa Irene, o el rodaje en Panticosa de la famosa
caída de Marta Etura) “Retrofuturismo” (con especial atención a los ambientes y localizaciones,
pero también a aspectos gráficos, vestuario o el diseño del hand-up), “Robots” (donde se detallan
dibujos, maquetas y cantidad de detalles técnicos de todo el universo robótico
de la película), “Sonido” o un interesantísimo apartado “carteles” donde
podemos ver infinidad de versiones del cartel hasta llegar al definitivo.
El director se deshizo en elogios hacia Claudia Vega, la
pequeña actriz que da vida a Eva, de la que dijo que “es capaz de sonar
auténtica, no necesita emular a los mayores. Es muy empática, capaz de conectar
con sus emociones, y eso es algo que no tienen muchos niños actores. Lo que
ahora necesita trabajar y convertirse en la buenísima actriz que es”.
Dos elementos muy importantes en Eva son su ubicación
temporal y geográfica. Preguntado por el futuro en el que se sitúa el film,
Maíllo contestó que es “entre muy cerca y muy lejos”, o lo que han dado en
llamar el “retrofuturismo” (“un futuro que ha sabido recuperar o mantener lo
bueno del pasado”, una idea muy en sintonía con estos tiempos de revival vintage y ochentero). Maíllo no quería un
futuro “plastificado” demasiado high-tech
o apocalíptico, demasiado alejado de nuestra realidad, para mantener más cercana
la parte melodramática de la historia. “No enseñar el futuro” es un lema que
puede leerse en el libro como una de las obsesiones de los creadores del film. “Crear
el mundo de Eva requería centrar la atmósfera y sus detalles en algo cercano,
familiar […] La cámara nunca muestra directamente las innovaciones, los robots
o la tecnología, sino que se centra en el drama de los personajes por encima de
todo”.
También habló del paisaje, y de su importancia en la
historia. Reconoció que buscaban un paisaje exótico, y finalmente se decidieron
por Suiza (la Patagonia y Canadá fueron las otras opciones) y sus paisajes
nevados. En el libro se compara “la lluvia incesante de ‘Blade Runner’” con “la nieve de ‘Eva’”.
El hecho de que ‘Eva’ no parezca una película española, según
Maíllo “es cierto, pero es un problema de percepción de lo que es el cine
español. “Es triste que no hayamos sabido comunicar” lo que somos y lo que
sabemos hacer. En su opinión, tampoco es una cuestión de las nuevas
generaciones, sino que siempre se han hecho cosas interesantes, pero “es un
problema de percepción”, insistió.
Sobre la maginitud y ambición de este “proyecto rebelde”
(como lo define el propio director), Kike Maíllo se mostró tajante al afirmar
que “hay un punto de inconsciencia, con cinco años más no la habríamos hecho”.
Luego insistió (a pregunta de un servidor), de forma ambigua en que “hay cien
cosas que cambiaría, pero hoy no podría hacerlo otra vez. Soy otra persona,
antes era mucho más hábil (sic) para hacer algo así”, seguramente refiriéndose
a aquel punto de inconsciencia de que habló antes. Y es que para levantar un
proyecto como este seguramente hace falta mucho entusiasmo. “Un don que tengo
es que veo la botella medio llena”. – afirmó el director. “Si algo distingue a
los diez mejores directores de la historia es el trabajo”.
En cuanto a la inevitable cuestión de cómo llegar a un
público poco acostumbrado a productos nacionales de este género, Maíllo
concluyó con humildad que “seguramente no lo hemos conseguido, pero hemos
abierto una rendija". Ya en petit comité nos comentaba "y ojalá muchos otros vengan detrás”. Estoy totalmente de
acuerdo. Y además, que le quiten lo bailao.
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