14/12/11

El 'making of' de 'Eva' llega en papel.

Hoy se ha presentado en la cinéfila librería "Ocho y medio" el libro 'Eva: Así se hizo la película'. Se trata de un making of de 207 páginas (y un precio de 25 € aprox.), una memoria que recoge de forma suculenta todo el trabajo que hay detrás del film de Kike Maillo. La presentación ha corrido a cargo del propio director, que ha ido contestando las preguntas de los compañeros del programa radiofónico “La Script” de la Ser, y alguna pregunta más de los medios allí congregados.



El libro (que tengo ahora mismo en mis manos por cortesía de David Martos), es un regalo para cualquier cinéfilo, sobre todo para los apasionados de la ciencia-ficción, y un documento treméndamente inspirador para aquellos que alguna vez hemos osado soñar con un proyecto tan ambicioso como este. 

Tras las palabras del propio director y de Sergi Belbel, a modo de introducción, el libro nos invita a sumergirnos en los diferentes apartados, como si de los extras de un DVD se tratase: “La historia” “La nieve” (sobre el entorno nevado, la utópica ciudad de Santa Irene, o el rodaje en Panticosa de la famosa caída de Marta Etura) “Retrofuturismo” (con especial atención a los ambientes y localizaciones, pero también a aspectos gráficos, vestuario o el diseño del hand-up), “Robots” (donde se detallan dibujos, maquetas y cantidad de detalles técnicos de todo el universo robótico de la película), “Sonido” o un interesantísimo apartado “carteles” donde podemos ver infinidad de versiones del cartel hasta llegar al definitivo.


 Con un estilo sosegado, cercano y muy coherente, Kike Maillo empezó perfilando los orígenes de esta historia de ciencia-ficción y sus referentes: de niño, viendo un capítulo de ‘Doctor Who’, se dio cuenta de que quería hacer películas “del futuro”, pero fue con ‘Blade Runner’, a los doce años, cuando comprendió que la ciencia ficción puede servir, más allá del entretenimiento, para hablar del ser humano. El hecho de que los robots pudieran sentir miedo le pareció fascinante. Pero el germen más inmediato de ‘Eva’ comenzó a gestarse en Sitges’07, y a raíz de la eterna cuestión de “aquí no se puede hacer eso”. Para demostrar lo contrario, Maíllo rodó un teaser, con el que entre otros, convenció a Sergi Belbel, que a la postre se hizo cargo del guión. 

El director se deshizo en elogios hacia Claudia Vega, la pequeña actriz que da vida a Eva, de la que dijo que “es capaz de sonar auténtica, no necesita emular a los mayores. Es muy empática, capaz de conectar con sus emociones, y eso es algo que no tienen muchos niños actores. Lo que ahora necesita trabajar y convertirse en la buenísima actriz que es”.

Dos elementos muy importantes en Eva son su ubicación temporal y geográfica. Preguntado por el futuro en el que se sitúa el film, Maíllo contestó que es “entre muy cerca y muy lejos”, o lo que han dado en llamar el “retrofuturismo” (“un futuro que ha sabido recuperar o mantener lo bueno del pasado”, una idea muy en sintonía con estos tiempos de revival vintage y ochentero). Maíllo no quería un futuro “plastificado” demasiado high-tech o apocalíptico, demasiado alejado de nuestra realidad, para mantener más cercana la parte melodramática de la historia. “No enseñar el futuro” es un lema que puede leerse en el libro como una de las obsesiones de los creadores del film. “Crear el mundo de Eva requería centrar la atmósfera y sus detalles en algo cercano, familiar […] La cámara nunca muestra directamente las innovaciones, los robots o la tecnología, sino que se centra en el drama de los personajes por encima de todo”.

También habló del paisaje, y de su importancia en la historia. Reconoció que buscaban un paisaje exótico, y finalmente se decidieron por Suiza (la Patagonia y Canadá fueron las otras opciones) y sus paisajes nevados. En el libro se compara “la lluvia incesante de ‘Blade Runner’” con “la nieve de ‘Eva’”.

El hecho de que ‘Eva’ no parezca una película española, según Maíllo “es cierto, pero es un problema de percepción de lo que es el cine español. “Es triste que no hayamos sabido comunicar” lo que somos y lo que sabemos hacer. En su opinión, tampoco es una cuestión de las nuevas generaciones, sino que siempre se han hecho cosas interesantes, pero “es un problema de percepción”, insistió.

Sobre la maginitud y ambición de este “proyecto rebelde” (como lo define el propio director), Kike Maíllo se mostró tajante al afirmar que “hay un punto de inconsciencia, con cinco años más no la habríamos hecho”. Luego insistió (a pregunta de un servidor), de forma ambigua en que “hay cien cosas que cambiaría, pero hoy no podría hacerlo otra vez. Soy otra persona, antes era mucho más hábil (sic) para hacer algo así”, seguramente refiriéndose a aquel punto de inconsciencia de que habló antes. Y es que para levantar un proyecto como este seguramente hace falta mucho entusiasmo. “Un don que tengo es que veo la botella medio llena”. – afirmó el director. “Si algo distingue a los diez mejores directores de la historia es el trabajo”. 

En cuanto a la inevitable cuestión de cómo llegar a un público poco acostumbrado a productos nacionales de este género, Maíllo concluyó con humildad que “seguramente no lo hemos conseguido, pero hemos abierto una rendija". Ya en petit comité nos comentaba "y ojalá muchos otros vengan detrás”. Estoy totalmente de acuerdo. Y además, que le quiten lo bailao.  

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