6/5/13

Madres de cine: mi post (tardío) para el Día de la Madre

No tengas miedo, mamá quiere lo mejor para ti...

Ya son más de las 0:00h., o sea que como siempre, voy tarde, pero al menos esta vez ha sido por una buena causa: pasar la tarde en el cine con mi madre, viendo la última de la Coixet (de la que hablaré en otro post). En fin, dicen que nunca es tarde si la dicha es buena, así que vaya este post a esas personas que nos dieron la vida y que se la quitarían por nosotr@s si fuese necesario. 

El cine, obviamente, está lleno de madres. Sin embargo, hoy voy a hablar de aquellos personajes femeninos famosos precisamente por su rol como progenitoras, las madres del cine, convertidas en iconos cinematográficos.

En el cine, como en la vida, las madres siempre han tenido un papel importantísimo. Aunque generalmente se relaciona el rol de madre al de abnegada luchadora por la felicidad, la seguridad, la custodia, etc. de sus hijos, no siempre (ni en el cine ni en la vida) esto es así. A lo largo de la historia del Séptimo Arte, encontramos ejemplos de todo tipo de madres, desde las más entregadas y cariñosas hasta las más terroríficas, pasando por aquellas que ejercen influencias nefastas sobre sus hijos o hijas.

"Para la mejor madre del mundo, de tu hijo que te quiere". ¡Eso sí es una sorpresa!

Primero podríamos hablar de las madres coraje, aquellas que luchan incansablemente por sus hijos o hijas y que morirían antes de renunciar a ellos o a su felicidad. Entre ellas, habría que destacar a la Christine Collins (Angelina Jolie) en ‘El Intercambio’ (‘Changeling’, Clint Eastwood, 2008), una madre de Los Ángeles, a quien tras desaparecer su hijo, se lo devolvían dándole el cambiazo, y la buena mujer no paraba hasta demostrar que no estaba loca y que no, aquel no era su hijo. 17 años antes, Sally Field había interpretado a otra madre coraje en ‘No sin mi hija’ (‘Not without my daughter’, Brian Gilbert, 1991), en la cual Betty Mahmoody, una americana casada con un musulmán y atrapada en Irán, debía luchar por escapar de allí, por supuesto, no sin su hija. También hay madrazas cuya lucha no les impide sacarnos unas carcajadas (y alguna risa amarga), como ‘Cándida’ (Javier Fésser, 2006), esa adorable señora que batalla por sacar adelante a un hijo drogadicto y a otro con graves problemas psicológicos.


También encontramos madres de miedo, como la pobre Rosemary Woodhouse de ‘La semilla del diablo’ ('Rosemary's baby', Roman Polansky, 1968), interpretada por una Mia Farrow de aspecto enfermizo y embarazada de un bebe que se convertía en objeto de deseo de extrañas fuerzas. O como Margaret White (Piper Laurie), la beata madre de ‘Carrie’, que infunde a su tímida hija más miedo que amor, y que la acaba llevando por muy mal camino (por cierto, parece ser que este año tendremos un remake, interpretado por Julianne Moore). Y es que la cosa religiosa siempre ha dado mucho juego, porque si hablamos de madres religiosas que dan ‘yuyu’ y cuyo fanatismo y carácter estricto afecta de forma nefasta al destino de sus hijas, tenemos ejemplos cercanos en Gloria (Carme Elías), la madre del Opus Dei de la fantástica ‘Camino’ (Javier Fésser, 2008) o en Erica Sayers (Barbara Hershey), la madre de Natalie Portman en la oscarizada ‘Cisne Negro’ (‘The Black Swan’, Darren Aronofsky, 2010). Otras madre de miedo son la Reina Madre de la saga ‘Alien’ la devoradora de perros de ‘Braindead, Tu madre se ha comido a mi perro’, Peter Jackson, 1992), un clásico del gore más cachondo, donde la buena señora tenía escenas de culto como esta (¡ojo, es muy repulsiva!), o la inquietante Nora Carveth (Samantha Eggar) de 'Cromosoma 3' ('The Brood', 1979), una joya primigenia de Cronenberg. Aunque quizá la madre más terrorífica e icónica del Cine sea la (falsa) madre de Norma Bates en 'Psicosis'. ¿Aceptamos barco?

Posiblemente, la madre más icónica del Cine

También encontramos un amplio grupo de lo que yo llamaría madres en conflicto, esas madres con problemas, perdidas en búsquedas internas o en traumas diversos, que muchas veces tienen que ver o afectan a sus hijos, y que encontramos generalmente en los mejores dramas. Entre ellas, cabe destacar a Joanna Kramer (Meryl Streep) de ‘Kramer contra Kramer’ (‘Kramer versus Kramer’, Robert Benton, 1979), que después de abandonar a su malcriado marido (Dustin Hoffman) y a su hijo, cuando ambos se han repuesto y se han acostumbrado a su nueva vida, vuelve para reclamar la custodia del pequeño. Un año más tarde, veíamos a otra madre disfuncional, en este caso con graves problemas para querer a su hijo, interpretada por Mary Tylor Moore, la Beth Jarret de la maravillosa ‘Gente corriente’ (‘Ordinary people’, Robert Redford, 1980). El chaval (un joven Timothy Hutton ganador del Oscar), como es normal, acababa desarrollando un montón de traumas.

Mary Tyler Moore y Timothy Hutton en 'Gente Corriente', una relación madre-hijo de lo más distante

Un ejemplo más reciente de madre en conflicto, y hasta algo inmadura me atrevería a decir, lo encontramos en la sublime ‘Nader y Simin, una separación’ (‘Jodaeiye Nader az Simin', Asghar Farhadi, 2011), en la que la que Simín, una esposa iraní, se empeña en irse de su país aunque eso implique separarse de su marido, que debe quedarse a cuidar de su enfermo padre, y llevarse a su hija consigo. 

Por último, estarían las madres calientes, de las que tenemos un buen ejemplo en ‘la madre de Stiefler’ (Jennifer Coolidge) de ‘American Pie’ (Paul Weitz, 1999), que tenía un desternillante affair con el galán Finch, uno de los patéticos adolescentes protagonistas de la saga.

Finch y la madre de Stiefler, un affair iniciático

En fin, la lista sería infinita, y habría muchas, como ésta otra, así que si queréis aportar ejemplos de vuestra cosecha para completarla, usad los comentarios, estaré encantado ;)

¡Muchas felicidades a todas las madres!

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