17/7/11

Tardío estreno en España de un maravilloso film francés sobre una niña marcada por la disfuncionalidad familiar y la torpeza de sus adultos


En la línea del mejor cine francés, "Stella" (estrenada en Francia en 2008) es un film intimista, un retrato del difícil paso de la niñez a la adolescencia, de sus problemas, y de su belleza, de una sutilidad, de una ternura y de desazón, que abruma sin caer en dramatismos maniqueos ni en truculencias barriobajeras.

1977. Stella Vlamink es una pre-adolescente de 11 años de un suburbio de Paris cuyo hogar es el bar de sus padres. Allí lo ha aprendido casi todo del mundo de los adultos que lo frecuentan (sobre poquer, sobre billar, sobre futbol, prostitución, peleas, etc.), pero apenas sabe nada de lo que necesita para aprobar en el colegio o para relacionarse con sus compañeros y con el mundo de ahí afuera. Sus padres no son la mejor ayuda en ese sentido.

Cuando empieza una nueva etapa escolar en un nuevo colegio, Stella se enfrentará, además de a sus limitaciones académicas, a sus carencias en el contacto con los demás, y se abrirá a un mundo nuevo para ella, el de los primeros problemas de la adolescencia como el primer amor o la amistad verdadera.

A través de la voz en off de la protagonista, el film hace un retrato familiar disfuncional y caótico. Stella es un pez fuera del agua, una niña en un mundo de adultos, y como tal, su educación ha sido muy diferente a la de sus compañeros de clase. No se trata de una niña maltratada, ni falta de cariño, sino de atención. Sus padres descuidan sus necesidades emocionales, la tratan como a un adulto mas y proyectan en ella sus problemas (su madre dice estar contenta con su vida, pero abronca a Stella por no estudiar como si se abroncase ella misma; su padre la quiere, pero casi siempre está ausente). Su hogar, el bar, es divertido, pero es un microcosmos caótico nada propicio para una niña de su edad.

Así, Stella se ha endurecido, se ha construido una fortaleza alrededor de su corazón para que nada de lo que vive a diario le haga daño. Pero sólo es una coraza externa. En el fondo, sigue siendo una frágil niña de 11 años, deseosa de recibir más atención, de encontrar una amiga con quien compartir. Y ese sutil abanico de sentimientos lo interpreta magistralmente la joven actriz Léora Barbara, que aguanta casi todo el peso del film, transmitiendo a ratos fragilidad, a ratos seguridad y otras veces hieratismo y una total desconexión de una realidad dolorosa.

En el fondo, la paradoja del film consiste en comprobar cómo una niña rodeada de mayores debe desaprender casi todo lo que ha aprendido de ellos en su corta vida para ganar la inocencia que le toca por su edad. Y es que “Stella” no habla de los malos tratos, ni por parte de padres ni de profesores, sino más bien de las continuas lecciones vitales y emocionales contraproducentes que puede recibir un niño de unos adultos superados por sus roles. Otra reflexión del film es que la escuela (la cultura en general, debemos entender) puede ser una oportunidad para formar personas, aunque sin embargo, no fueran los métodos descritos en el film (vigentes a mediados de los 70) los mejores para conseguirlo.

Con todo, "Stella" es uno de esos films que cuesta analizar desde sus apartados técnicos, pese a que apenas se puede criticar nada: una buena labor de realización, un magnífico desempeño de sus actores principales (atención al parecido más que razonable entre Benjamin Biolay y Benicio del Toro), una buena ambientación o su espléndida banda sonora. Sin embargo, como a cualquier película cuyo punto de referencia es la propia vida, sus heridas y su belleza, el film de Silvie Verheyde no debería ser juzgado sino desde la verdad de lo que cuenta. Y ahí también aprueba con nota. Por ello, me asalta una inquietante pregunta: ¿porque tardan tanto films como éste en encontrar un hueco en nuestra salas?

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