20/1/13

Coriolanus (2010): "Call of Duty. Shakespeare Ops"


Ralph Fiennes debutó en la dirección (y lo digo en pasado por que aunque el film llegué ahora a nuestras pantallas, es ¡de 2010!) adaptando una de las obras de Shakespeare quizá menos conocida por estos pagos: “Coriolanus”, una tragedia romana sobre la caída del poderoso y orgulloso guerrero Caius Maritus Coriolanus.

Caius Martius (Fiennes), es un mando del ejército de un valor inigualable en su defensa de Roma. Sin embargo, el pueblo le considera un “perro” del poder, por su altiva y despectiva forma de tratar con él. Tras ganar Coriola a los volscianos, unos rebeldes liderados por Aufidio (Gerald Butler), Martius es nombrado “Coriolanus”, y es propuesto para senador. Pero Martius es un hombre rudo, un guerrero, y desprecia al pueblo tanto como el pueblo le desprecia a él. Su orgullosa madre (Vanessa Redgrave), quien siempre le alienta en la batalla, le ruega ahora que reconsidere su postura orgullosa y se entregue el pueblo. Sin embargo, Martius es un animal poco sociable, y merced a su inflexible postura y a las intrigas de unos senadores corruptos, se ve definitivamente repudiado por el pueblo y desterrado de Roma. En el exilio, se unirá a Aufidio y los volscianos para saciar sus ansias de venganza contra el pueblo de Roma.

Aviso para navegantes: este es un film extraño, quizá incómodo. La apuesta no es arriesgada por novedosa, sino por extraña. No es la primera vez que se adapta a Shakespeare trayéndoselo a la actualidad, o conservando simplemente la esencia de alguna de sus obras. Aunque pueda parecer fuera de lugar poner como ejemplo ‘El Rey León’ (1994), el éxito de Disney estaba inspirado por Hamlet, pero tenía tanta entidad propia que muchos espectadores ni siquiera conocen ese dato. En cambio, el argumento y los personajes de “Coriolanus” carecen de vida propia más allà de el libreto de el Bardo, y no logran en absoluto (ni siquiera lo pretenden) distanciarse de él.


Perdona, ¿acabas de compararme con "El Rey León"? Chicos...deshaceos de él.

Y es que Fiennes, empezando por el título, adapta la obra ‘a pelo’, sin ocultar el artificio. Mantiene intacto el argumento (incluyendo la estructura política de senadores y patricios) y los diálogos, y simplemente cambia las espadas por los fusiles de asalto, los foros por los platos de televisión, y la Roma de Shakespeare por una Roma difusa, que podría ser una ciudad cualquiera (el film está rodado en Serbia). Es por ello que al espectador desprevenido le puede costar entre cinco y diez minutos entender qué demonios está pasando, al ver unos personajes actuales (el pueblo, el ejército, los políticos), declamando en inglés de la época isabelina.

La arriesgada puesta en escena requiere un alto grado de suspensión de la incredulidad, y la voluntad de entrar en el juego, como sucedía, por ejemplo, en Dogville (Lars Von Trier, 2003). Sin embargo, y a diferencia de aquella, la apuesta de Fiennes resulta (en mi opinión) un error.

El film empieza con una asamblea del pueblo en la que deciden asaltar el alamcen de grano y matar a Martius. Resuenan los ecos de la indignación del 15-M, y uno (desconocedor de la obra) cree que quizá la cosa vaya por ahí. Pero pronto nos damos cuenta de que no, el film empieza a tomar tintes de tragedia clásica con Martius como atormentado protagonista y el pueblo se ve reducido a una masa difusa y voluble, de un simplismo indigno de cualquier intento de paralelismo con la realidad actual. Entonces, si Fiennes no pretende establecer dicho paralelismo, si no pretende hacer una nueva lectura de la obra en claveindignada, antimilitarista, o en cualquier clave actual, entonces cabe preguntarse qué aporta traerse la obra a la modernidad, aparte de un diseño de producción más barato, y la posibilidad de rodar unas escenas de acción a lo Call of Duty, que por otro lado resultan demasiado confusas y sobrecargantes.

El resultado es un film extraño, que se queda en un terreno de nadie. Por un lado, argumentalmente se ciñe demasiado a la obra original, una tragedia clásica, como para generar la necesaria empatía: Martius es un personaje potente, como el de su madre, pero Aufidio no permite a Butler lucirse en exceso (o viceversa) y una Jessica Chastain pre-nominación es poco más que un adorno floral. Por el otro, la puesta en escena carece de los elementos de ambientación necesarios como para hacernos viajar a la Roma que inspiró a Shakespeare (como en las adaptaciones clásicas de Kenneth Branagh) o a cualquier otro lugar interesante (como sucedía por ejemplo en Romeo+Julieta(1996), de Baz Luhrmann). Como dijo Carlos Boyero con gran precisión, "todo lo que sale por la boca de esos hombres que luchan por el poder merece la pena de ser oído, pero las imágenes que lo sustentan son inmediatamente olvidables".

Solo cabe reconocerle a "Mr. Fitness" (Monidala dixit) la arriesgada y noble apuesta elegida para su debut, y la entrega al proyecto que se percibe tras su interpretación de Caius Maritus Coriolanus, una de las más contundentes que recuerdo últimamente.

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